Francisco de Paula Martí, fundador de la taquigrafía castellana


Francisco de Paula Martí, fundador de la taquigrafía castellana.

Martí fue el introductor de la taquigrafía en el mundo de habla castellana. 
Autor de afirmaciones del estilo “la taquigrafía es el compañero inseparable de la libertad de los pueblos”; o “que la taquigrafía es indispensable para los pueblos democráticamente organizados”.
Rosell afirma que el propio Martí fue modelo de dignidad ciudadana en instantes que España sufría el avance de las tropas napoleónicas. Luchó por la libertad, la civilización y el progreso.
Francisco José Buenaventura de Paula Martí y Mora fue un grabador, estenógrafo, criptógrafo y dramaturgo español, inventor de la pluma estilográfica. Introductor de la estenografía en España, nacido en Játiva (conocida entonces como «Colonia Nueva de San Felipe») en 1761 (según otros, en 1762), en el seno de una familia acomodada. Tuvo un gran gusto por el grabado, como testimonian numerosas obras conservadas, testigos su habilidad.
En 1799 publicó Stenografía, o arte de escribir abreviado, libro que él mismo refundió después como otros varios suyos y aplicó al catalán y al portugués, además del castellano. Por entonces creó la que puede considerarse la primera pluma estilográfica, que bautizó como «pluma-fuente»: un tubo de latón equipado con un depósito para almacenar la tinta con un aplique inferior provisto de ranura y puntero por donde se dosificaba la tinta y se podía escribir. No desarrolló su invento, por lo que posteriores ampliaciones y mejoras del mismo en Inglaterra otorgaron a los británicos su invención. A los 39 años de edad realizó una traducción del sistema inglés de Samuel Taylor, pero con ligeras modificaciones para poder adaptarlo a nuestra lengua. Martí continuó sus estudios, y basándose en las principales obras escritas sobre taquigrafía, principalmente en la del inglés Taylor y las de los Franceses Coulon de Thevenot, Clement, Blanc y otros, modificó radicalmente su primer trabajo, y arreglándose a los sonidos y letras de nuestro alfabeto, eligió unos signos sencillos, de fácil enlace y ejecución, y presentó su segundo trabajo a la Real Sociedad Matritense de amigos del País, de la que era socio de mérito, el 17 de julio de 1802. Emitido dictamen favorable por la comisión que la Sociedad nombró al efecto, la Económica solicitó al gobierno de Carlos IV el establecimiento de una cátedra de Taquigrafía. El gobierno accedió y el 21 de noviembre de 1802 se publicó la real orden disponiendo su creación y concediendo a Martí la dirección de la escuela.
Publicó 4 ediciones de su obra de taquigrafía. La primera en 1803, la segunda en 1813, la tercera en 1821 y la cuarta en 1824.


En 1804, después de haber enseñado su curso durante un año, el autor hizo algunos pequeños cambios, como la supresión de la vocal i (excepto en ciertos casos), el aumento de las terminaciones, la representación de los pronombres personales, precisión de las normas para algunos ejemplos dudosos, etc. Estas reformas le obligaron a publicar un suplemento a su primera edición; el número de las terminaciones, en particular, se elevó de 14 a 18, y luego quedó en 17. En 1806 creó la primera agenda de bolsillo de España, precursora del actual dietario, que bautizó Compendio del año 1807 y un libro de memoria; el invento reeditó hasta al menos 1825 y en sus páginas 7 x 11,5 cm se informaba de sorteos de lotería, días de fiesta e indulgencia plenaria e informaciones como habitantes de provincias o distancia en leguas entre ciudades.

Durante el contexto de mayo de 1808 Martí decía “todos los buenos españoles estamos obligados a contribuir por nuestra parte a liberar a nuestra nación del yugo ignominioso que se le pretende imponer”. Esas palabras fueron pronunciadas con tanto fervor que se negó a hacerse cargo de la cátedra de Taquigrafía -con todo lo que ello le implicaba- mientras los franceses pisaran suelo español. Si bien no es objeto de este programa hablar de aquellos procesos históricos, queremos detenernos en reflexionar sobre el entorno que rodeó a Martí y cómo éste influyó sobre la figura de aquel ilustre taquígrafo. La invasión napoleónica a España se inició en pos de un engaño artificioso y la astucia por parte de Napoleón, que a través del Tratado de Fontainebleaude, logró el acceso al territorio español para una invasión conjunta de Portugal.  Una vez en España las tropas napoleónicas iniciaron la ocupación estratégica de España. Aquellos sucesos culminaron con las abdicaciones de Bayona y desataron el levantamiento de los españoles del 2 de mayo, como también la llamada Guerra de la Independencia.
Martí era nativo de una ciudad donde abundaban las instituciones religiosas y monásticas. El advenimiento del liberalismo -esto implicaba romper con las estructuras rígidas de la monarquía y sobre todo promover la libertad de los individuos- se produjo de forma telúrica. Martí luchó en Játiva por la libertad. Sus esperanzas se abocaron al esfuerzo de concretar el progreso y el racionalismo en España. Propuso también la simplificación de la ortografía castellana.
Una faceta no muy conocida del padre de la taquigrafía española es la de dramaturgo. Durante veinticinco años -desde 1802 hasta 1827, año en el que fallece- también se dedicó a la producción dramática, alternando su trabajo como taquígrafo y además dedicándose también a labores de índole social o filantrópicos. Los sucesos del dos de mayo le inspiraron dos obras dramáticas. Allí expuso dos actitudes antagónicas, por un lado la del pueblo que resistía frente al invasor, que luchó por la independencia; y por el otro la actitud de ciertos sectores de las clases más acomodadas, como claudicantes y sumisos al opresor. Las obras fueron: “El día dos de mayo de 1808 en Madrid, y la muerte heroica de Daoiz y Velarde” -reflejando esa actitud del pueblo que lucha por su libertad-, y “El mayor chasco de los afrancesados, o el gran notición de la Rusia” -donde reflejaba la actitud de los sumisos y claudicantes.
Las obras de Martí fueron representadas en los teatros de Madrid, y algunas con bastante éxito -como la obra “El dos de mayo de 1808” que fue representada más de treinta noches consecutivas en el Teatro de la Princesa-.
Luego de estos breves y acotados esbozos, podemos afirmar que en Martí se manifiesta una vocación humanista y una excelente formación de escritor, artista, docente, filántropo y sobre todo, taquígrafo.
Podemos nombrar que entre otras cosas, estudió latín, dibujo, grabado -las últimas dos actividades le abrieron las puertas de dos ciudades importantes, primero en Valencia y luego en Madrid-.
En cuanto a su oficio de grabador, a los 25 años de edad obtuvo un premio de honor en la Academia San Carlos de Valencia. Y a la edad de los 30 años, se lo nombró académico en la de San Fernando de Madrid. También es obra de Martí el manual de sordomudos, grabado en bronce, que existía en el Hospicio Provincial de Madrid. Todas las láminas y portadas de las cuatro ediciones que mencioné anteriormente están grabadas por él. Merece especial atención la portada de la primera edición. El grabado está rodeado por una elegante orla, en cuya parte superior en caracteres taquigráfico y en latín están escritas las primeras palabras del poeta latino Marcial. Dice “corran cuanto se quiera las palabras, la mano todavía corre más. Aún la lengua no ha concluido la obra que la diestra ya ha dado fin a la suya”. Tiene una bonita alegoría de la Taquigrafía representada en un angelito que, con una pluma en la mano derecha y un tintero en la izquierda corre más que una liebre. Una de las mejores producciones de Martí es la lámina de grandes dimensiones de la patrona de Játiva. Se le atribuyen al menos 170 grabados. En 1824, en la cuarta y última edición de su obra emblemática “Taquigrafía Castellana”, tanto la portada, como las láminas y carátulas son obra de él.