Rincón de Diana Mónica - Shakespeare y la taquigrafía

SHAKESPEARE Y LA TAQUIGRAFÍA
(Por Filippo Nataletti - Artículo publicado en 1933 en el Boletín de la Academia Italiana de Taquigrafía)

El distinguido asesor educativo Rudolf Weinmeister, lector de taquigrafía de la Universidad de Leipzig, dio una conferencia en la última asamblea general de la Unión de los Taquígrafos Profesionales Austríacos, que versó sobre el tema "el uso de la taquigrafía de Bright para el registro taquigráfico de las obras de Shakespeare", que fue publicada íntegramente en 1932 en el número 78, de la revista Mitteilungen de dicha entidad.

El tema, no nuevo, pero siempre de gran actualidad, fue tratado por él con la maestría y el dominio perfecto que sobre el asunto le son reconocidos internacionalmente.

Sobre la base del hecho generalmente aceptado de que la filología de Shakespeare, a pesar de la abundante literatura, todavía presenta problemas que no se resuelven por completo, observa que entre estos existe el hecho, muy importante, de la forma en que llegaron a nosotros los dramas de Shakespearianos.

No se conocen manuscritos autógrafos de las obras de Shakespeare, y es bastante seguro que él, por diversas razones que Weinmeister enumera, nunca se molestó en publicar sus obras.

 Sin embargo, ya en 1594, cuando el poeta todavía estaba vivo, 16 de sus obras fueron publicadas, incluso sin su consentimiento. Se trata de las ediciones que, debido a su pequeño formato, comúnmente se llaman "Quarto". Sus otras obras aparecieron por primera vez solo en la edición completa de sus obras realizadas 7 años después de su muerte (en 1623) por sus colegas artísticos John Heming y Henry Condell. Esta edición, en folio, de 900 páginas, con un retrato del poeta, se la conoce comúnmente como la edición "Folio".

A partir de un examen cuidadoso de los textos del "Quarto" y de los "Folio", fue fácil establecer que no siempre se encuentran las mismas palabras y que, de hecho, en algunos casos hay divergencias sensibles, lo que hace que sea un problema casi insoluble restablecer el texto original de Shakespeare.
Hace ya mucho tiempo se comenzó a considerar que los "Quarto" eran ediciones espurias, hechas no solo sin el consentimiento del autor -como señaló el profesor Max Foerster en una conferencia- sino también sin el conocimiento de las compañías de teatro, legítimas poseedoras de los manuscritos de los dramas, y que fueron ediciones hechas de tal manera que representan un robo real. 

Esta opinión ya fue expresada por Heming y Condel, quienes en el prefacio del primer "Folio" califican al "Quarto" de "estúpido y subrepticio". Pero esto refutado en 1909 por A. Pollard en su “Shakespeare’s Folios and Quartos” (publicado en Londres) donde dio una nueva explicación sobre el modo de publicación de los "Quartos".

La verdad es que en esa época no existían reales derechos de autor. En 1557, la Corporación Londinense de Impresores  había obtenido una real patente por la cual, a excepción de dos universidades, solo los miembros de la Corporación tenían derecho a imprimir libros en el futuro. Dos años después, habiéndose establecido una comisión oficial para la censura previa de las obras a ser publicadas y para aquellas obras que no se consideraran sospechosas, el imprimatur o autorización podía ser dado por la Corporación, que con una tarifa de 6 peniques inscribía los libros en su registro. Se trataba del conocido “Stationers’ Register”. 

De este modo, los editores estaban protegidos contra reimpresiones no autorizadas, pero los autores no tenían ninguna garantía. Por lo tanto, no existiendo ningún derecho de autor, no se puede hablar de ediciones falsas y, por lo tanto, la opinión de Pollard tiene una razón válida.

Por otro lado, no todos los "Quarto" deben considerarse ediciones fraudulentas. De hecho, para la mayoría de ellos parece que el editor poseía legítimamente el guión del drama, adquirido por la compañía dramática que lo poseía, lo que no quiere decir que el texto fuese el original del autor y, que en cambio, no había sido reelaborado y cortado para que fuera más adaptable a la escena. Es por eso que Pollard distingue los "buenos" y los "malos" "Quarto". Los primeros están todos registrados en el Stationers’ Register; los otros, a saber, las primeras ediciones de "Romeo y Julieta", de "Enrique V", de "Las alegres comadres de Windsor", de "Hamlet" y "Pericles", están registradas solo en parte y son los textos que presentan las mayores diferencias con respecto al "Folio".

¿Cómo hicieron los editores del texto para tomar posesión de estos dramas que no llegaron por la ruta comercial correcta? Puede haber habido diferentes maneras, siendo una de ellas que la obra haya sido escrita por un taquígrafo durante su representación en la sala teatral. En este sentido, varios editores sin escrúpulos utilizaron este medio, lo que fue demostrado por varios testimonios.

Ya en 1623 Thomas Heywood, en una de sus obras, habla sobre los espectadores que registran taquigráficamente las obras de Shakespeare durante su representación.  

Otro dramaturgo, John Webster, en esa misma época declaró abiertamente que temía el acceso de los taquígrafos en el teatro durante las representaciones. 

Además, Theobald, en el prefacio de su crítica Shakespeariana de 1733 afirma que los "Quarto" eran impresos a partir del registro taquigráfico realizado en el teatro durante las representaciones.

El arte taquigráfico, recién nacido, ya había encontrado una difusión generalizada en Inglaterra en la época de Shakespeare. La taquigrafía ya estaba muy de moda en la primera mitad del siglo XVII, como lo prueban muchos testimonios muy confiables, como por ejemplo el de Samuele Hartlib, quien durante algún tiempo fue secretario de Oliviero Cromwell; el del famoso pedagogo Amos Comenius y el de Harsdoerffer, quienes hablan sobre la difusión del uso de la taquigrafía en Inglaterra, incluso entre las mujeres, muchas de las cuales estaban en condiciones de registrar taquigráficamente un sermón completo palabra por palabra. No es de extrañar, entonces, que incluso las obras de Shakespeare hayan podido ser escritas por taquígrafos presentes en el teatro durante las representaciones. 

Y el Dr. Dewischeit, en una monografía, expresó la opinión de que todos los "Quarto" eran ediciones espurias a partir de registros taquigráficos con el sistema del médico y sacerdote Timothy Bright.
La primera de estas afirmaciones fue ciertamente exagerada porque solo algunos de los "Quarto" se consideran espurios; la segunda, por otro lado, tenía un alto grado de confiabilidad, habiendo demostrado que las variaciones de los textos de algunos de los primeros "Quartos", en relación con los textos "Folio", podrían explicarse muy bien por el uso del sistema Bright de taquigrafía.
Más tarde, Otto Pape, en su tesis de graduación demostró que la primera edición de Ricardo III de 1597, a pesar de estar fuera de la serie de "malos" Quarto, derivaba de la traducción de los estenogramas escritos por los taquígrafos que usaban la taquigrafía de Bright durante la representación en la sala teatral. 

Después, por el impulso dado a estos estudios por el prof. Förster, durante el tiempo que enseñó en Leipzig, Paolo Friedrich presentó una tesis sobre el primer "Quarto" de "Las alegres comadres de Windsor"; Adolfo Schoettner, realizó una tesis referida a "Romeo y Julieta"; y Werner Kraner, un tercera tesis sobre "Enrique V", donde se muestran todos los errores de texto atribuibles a las deficiencias del sistema Bright.